Wilier nació en 1906 gracias al ingenio de un comerciante de Bassano, Pietro Dal Molin, de construir bicicletas por su propia cuenta. Esta marca se caracteriza, entre otras cosas, por su perfeccionamiento constante de las bicicletas a través las técnicas del cromado y del niquelado.
Esos fueron los años en que la bicicleta era el medio de transporte más importante y el ciclismo se convirtió en el deporte más popular. Por eso, Dal Molin decidió de crear un equipo profesional capitaneado por el triestino Giordano Cottur,
En los años de la Segunda Guerra las bicicletas se convirtieron en el transporte más importante y ante esta oportunidad, Dal Molin, decidió crear un equipo profesional. Nacía en el otoño del 1945, la Wilier Triestina caracterizada por el rojo-cobre de sus bicicletas, que más tarde se convirtió en el distintivo de la marca.
Wilier se volvió a una de las marcas italianas mundialmente reconocidas. Pero, desafortunadamente, con la llegada de las scooters y motocicletas en los años 50, la empresa se vio obligada a cerrar sus puertas.
Hoy, la gloriosa historia de esta empresa y de su \”joya de cobre\” vive de nuevo gracias a los hermanos Gastaldello de Rossano Veneto, que compraron la Wilier Triestina en 1969 y proporcionan sus bicicletas a docenas de equipos profesionales y aficionados.